"A veces, cuando me da por pensar en cosas inútiles, me
pregunto si siempre fuimos así. No lo sé. La izquierda cometió crímenes
verbales en Chile (una especialidad de la izquierda latinoamericana), crímenes
morales, y probablemente mató a personas. Pero no le metió ratas vivas por la
vagina a ninguna muchacha. No tuvo tiempo para crear su mal, no tuvo tiempo para crear sus campos de trabajo forzados. ¿Es
posible que si hubiera tenido tiempo lo hubiera hecho? Claro que es posible.
Nada en la historia de nuestro siglo nos permite suponer una historia paralela
más optimista. Pero lo cierto es que los campos de concentración en Chile no
son obra de la izquierda, ni los fusilamientos, ni las torturas, ni los desaparecidos,
ni la represión. Todo eso lo hizo la derecha. Todo es obra del gobierno
golpista. Sin embargo entraremos en el tercer milenio con los políticos de
izquierdas pidiendo perdón, lo que tampoco es tan malo, e incluso, si se piensa
detenidamente, resulta recomendable, a condición de que sean todos los políticos los que pidan
perdón, los de izquierdas y los de derechas y los de centro, por todos los
crímenes reales que cometieron sus padres y sus abuelos aquí y en otros países
(¡eso por supuesto!) y que pidan perdón también por la sarta de mentiras que
sus padres y abuelos contaron y que ellos están dispuestos a seguir contando,…"
Roberto Bolaño