01 febrero 2007

una tarde

a veces, como hoy, necesito regalarme una tarde.

entonces me pongo mis vaqueros con los bajos rotos (de pisarmelos) y mis zapatillas rojas. elijo un libro entre los 5 libros de supervivencia que no he metido en cajas.camino rápido hacia el metro. me gusta caminar rápido.
hemos llegado. al centro, claro. como si estuviese en una ciudad desconocida, salgo algo despistada, confusa hacia donde ir. mis pasos me llevan a esos pequeños cines al lado del parque.
entonces me acuerdo del chico de ojos grandes que me vistió en verano. tiene una pequeña tienda al final de la calle. entro y me reconoce. sonrío y me hago la despistada pasando las perchas con poca ilusión. él se dá cuenta y elige la rompa por mí. como si fuera una muñequita me trae faldas, camisas, zapatillas y abrigos. y me viste con todos mis complementos. de fondo maximilian hecker.

toda contenta me voy corriendo hacia el cine. y en la peli no está otto, sino un guardia de seguridad, una rubia y un perro.

y ya de vuelta a casa, no me hace falta sacar ni el libro del bolso, tras esta pequeña ventaja de tarde.

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