16 enero 2008

compañero

"Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos…"


gracias, por haberme acompañado en la tristeza,
que a veces nadie entiende.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por estos versos,querida ¡compañera! besos....