los vientos de poniente vuelven a soplar,
y se cuelan por aquellas rendijas que, por si acaso, sólo había
tapado con celo.
con rumbos diferentes, hacen que la veleta gire sin tener muy
claro en qué dirección pararse. con la sensación que el
tiempo corre mucho más deprisa que ella..
y admirando como la paja, el bambú y el barro
han cobrado sentido,
piensa en cómo los sueños se pueden
perder por el camino
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