03 septiembre 2006

dorian


volvían del cine. él tenía una cena. no se quería ir. quería disfrutar unos minutos más a su lado. llegaba el verano y sabía que estarían tiempo sin verse. así que decidió invitarle a una cerveza, aunque llegase tarde a su otro compromiso. ella encantada, aceptó. y se montaron en su coche, rumbo hacia cualquier bar de cualquier parte. con “para ti” de paraíso muy bajito de fondo, comentaban cosas sin importancia...
ella dijo: uf, tengo la costumbre de releer los libros, así que al final no creas que leo tanto…
como yo!- contestó él- el retrato de dorian gray me lo le leído 5 o 6 veces, en inglés, en español…


no podía ser. de lo más profundo de ella salió un suspiro y su rostro se puso espantosamente pálido. sintió como su corazón latía hasta morir en alguna cavidad y como un estremecimiento recorría todo su cuerpo. las palabras qué el acababa de pronunciar habían dado justo en el blanco y realmente se tuvo que contener para que ninguna lágrima recorriera sus mejillas….

habían pasado ya unos años desde que ese libro, como todo, por casualidad, había caído en sus manos.
sus labios seguían entreabiertos y sus ojos extrañamente brillantes, recordando como ese libro le había revelado lo que antes ignoraba. como, ese libro había sido capaz de tocar alguna cuerda secreta que no fue nunca pulsada con anterioridad pero que sentía ahora vibrante y palpitante con extrañas conmociones.
y muy bajito dijo: “nada puede curar mejor el alma que los sentidos, y nada puede curar mejor los sentidos que el alma”....
entonces él fue consciente de la importancia de lo que había dicho, y se maravilló viendo la impresión repentina que sus palabras habían producido
...


A los dos les había envenenado un libro. Como a Dorian. Durante los siguientes diez minutos, ella permaneció casi sin hacer un movimiento, mientras llegaban a su destino. eran conscientes del preciso momento psicológico del silencio. entonces, bajaron del coche, entraron al bar y siguieron sus vidas, como si ese momento, donde habían conseguido rozarse, nunca hubiera ocurrido.

No hay comentarios: